20140123

Entrada #18; Lo Pos... Parte 2

Tengo algo menos de media hora antes de irme a dormir para escribir algo sobre arte y cultura. En esta especie de contrarreloj auto-impuesta en la que ando merodeando posibles, me doy cuenta, sin apenas aflicción, que no quiero dedicarme al arte de manera profesional. Al menos, no en España. 

Observo a diario como surgen convocatorias y exposiciones de toda índole como sí se tratase de hongos, de una especie de vegetal mohoso que se sirve de la humedad, el parasitismo y la pudredumbre para subsistir. Y no llego a comprender como los artistas participan tan alegremente de ese circo, que no es más que un patio de colegio para "culturetas" con muchos complejos, además de subvenciones y tiempo libre. Porque, ya que estoy, aprovecho para lanzar una pregunta al aire:

¿Alguien conoce a algún artista plástico español que viva exclusivamente del arte? 

Quitando premios y subvenciones, yo apostaría por el hecho de que no existe ni un solo artista que viva de lo que produce. Porque, hablando en plata, el que ha ido a su madre con el cuento del "quiero ser artista", una de dos, o pretende vivir de ello, es decir, vender obra, o tiene dinero de sobra (de papá, mamá, un tío-abuelo o familia política, al caso) para permitirse el lujo de "especular sobre lo decolonial en un contexto subyugado por los estereotipos de la identidad colectiva", o la patochada pomposa y rimbombante que a usted se le ocurra, mientras se saca fotos con su móvil en el baño haciendo vaya usted a saber qué.

Si las condiciones para ser artista en Canarias son saber con quién y en qué momento bajarse los pantalones, y mendigar dependiendo de concursos y subvenciones, cuyo capital viene casi por completo de instituciones públicas, esas mismas que con tanto ahínco critican estos artistas con su "hacktivismo" de sofá y su taza de té de frambuesas, yo paso.


      




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