20140111

Entrada #17; Lo Pos... parte 1

En una sociedad como la nuestra, basada en una dinámica constante de contradicciones, los seres humanos (como sujeto) se ven abocados al caos socio-cultural y político. Los límites entre los conceptos y sus significados son cada vez más borrosos, mientras que el sujeto intenta concebir un mundo en el que no hay referencias o patrones definidos a seguir. Como reflejo de (o en forma de residuo) esta incertidumbre, una tendencia se identifica en los círculos de jóvenes artistas, tanto plásticos como audiovisuales, en el que la imagen (fija, en instalación o performance) tiende a escapar de la definición, lo que resulta en un espectro de imágenes distorsinadas, que son el retrato de lo que el sociólogo Zygmunt Bauman llama "modernidad líquida".

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Hace ya más de seis meses que, bajo la premisa previamente presentada, realicé un comisariado auspiciado por el Distrito de las Artes de Santa Cruz de Tenerife, recogido en un proyecto colectivo en el que conté con muchos compañeros de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna y de la Escuela de Actores de Canarias, de los cuáles he de decir que, sin su colaboración, no habría sido posible ese acto de un mes de duración llamado "Generación Difusa".

La experiencia fue del todo positiva en términos generales. Pero lo cierto es que nadie se dió cuenta de que, lo que realmente pretendia con aquella exposición, era evidenciar la tendenciosa práctica plástica a la que algunos nos vimos casi sometidos durante los cuatro años que duró la carrera universitaria. 

La adhesión forzosa a una pos-modernidad pasada de rosca desde finales de los años 80 del siglo pasado culminaba, al menos dentro de mi bagaje personal, con aquella exposición que, según palabras de Ramón Salas, profesor de la ULL, era "coherente y seria, por lo tanto, más propia de alguien nacido en 1970. Una expo organizada por alguien de tu edad (refiriéndose a mi) suele contar con un "half pipe" con decenas de skaters, un DJ y un tatuador." 

Ese tipo de adhesiones ciertamente reduccionistas siempre me parecieron curiosas. Muchos de los personajes con los que solía intercambiar opiniones daban por hecho muchas cosas que, en realidad, salían de las mentes de otros, y que a su vez, habian salido de otras mentes, que vivían en otros contextos (a veces, en otras épocas), sobre todo, económicos y culturales.

España, pero sobre todo, Canarias, se debate (lleva 30 años haciéndolo) entre una irracional defensa de unas tradiciones que nadie menor de 60 años ha elegido, y un enorme complejo de inferioridad con respecto a otros estados Europeos, normalmente denominados como "potencias". Ese complejo empuja a muchos a pensar en Canarias como si fuese Berlin o París, por nombrar dos ejemplos de capitales culturales "reales". Pero, guste o no guste, Canarias no es Berlin. 

Ha pasado el tiempo desde que se denominase a Canarias como "territorio ultra-periférico", algo que parece haber incordiado a muchos. Y debería haber pasado mucho tiempo ya desde que la población de Canarias y España hubiese olvidado su falso e interesado acervo cultural, fundamentado en festividades religiosas, tradiciones, carnavales y compadrismos varios.

En resumen, últimamente me ha dado por pensar en la pos-modernidad como un saco cerrado en el que un payaso ha metido a un perro, un gato, un ratón y un pedazo de queso.

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